miércoles, 1 de abril de 2020

01/04/2020

Reconocer la vulnerabilidad de nuestros cuerpos, de nuestras vidas, está bien; regodearse en ella quizá ya no lo esté tanto. Hay una especie de antiestoicismo generalizado, de condena moral del afán de invulnerabilidad. Ni el sabio ni nadie se basta a sí mismo, estoy de acuerdo. No hay mismidad sin alteridad. La autosuficiencia es una ilusión. Pero cierto grado de autosuficiencia tal vez no nos venga mal. No digamos, como esos exagerados estoicos, «todos mis bienes están conmigo y, por tanto, no puedo perderlos, pase lo que pase»; limitémonos a decir «algunos de mis bienes siempre están conmigo» (estoicismo minimalista o débil).  

Digo todo el rato quizá o tal vez porque no estoy seguro de lo que digo. Igual que el Yo pienso acompaña todas mis representaciones, el quizá acompaña todos mis juicios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario