martes, 31 de mayo de 2011

Hilar, pensar... en balde

Así yo no hago otra cosa: humedezco las puntas de los dedos, impulso el pedal con el pie, paro la rueda de la rueca, hago girar el huso e hilo, hilo sin cesar. Pero cuando una vez anochecido quiero retirar la rueca a su rincón, me doy cuenta de que en la casa no hay ninguna rueca, y que sólo Dios sabe qué se ha hecho del ovillo que hilé con tanto esfuerzo como celo. Y así, exactamente lo mismo, sigo hilando y tejiendo durante toda la noche mis pensamientos, un día y otro día, sin fatigarme ni cansarme nunca. Pero, ¿cuál es el fruto de todo este trabajo? El que trata de arrancar a patadas el carbón de una mina, logra infinitamente más que yo con mis trabajos tan esforzados como baldíos.
Sören Kierkegaard, La repetición.

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