martes, 26 de enero de 2016

El Señor S. se acuerda de Claude Sylvanshine

En la sala de estudio de la Biblioteca Municipal de La Virgen del Camino, el Señor S. intenta estudiar pero un tipo que no para de hacer clic con el ratón le desquicia y le impide concentrarse y prestar atención a lo que tiene que estudiar. El Señor S. se da cuenta de que su desquiciamiento mental es culpa suya, de él mismo, no del tipo que no para de hacer clic. Mira alrededor, a toda esa gente concentrada y atenta que no parece desquiciarse por nada ni por nadie. Como si tuvieran una capacidad sobrenatural para el estudio continuado de la cual él carece. El Señor S. es incapaz de estar concentrado tanto tiempo seguido. Lo lamenta pero es así. No hay nada que hacer. El Señor S. piensa que tendría que estudiar más, que ya no le da tiempo, que va a ser como la higuera bíblica que Jesús golpea, es decir, que va a ser incapaz de dar frutos. Una avalancha de estrés interior le impide estudiar. No poder estudiar le genera aún más estrés interior. Llegados a este punto, el Señor S. se acuerda de Claude Sylvanshine, quien en el capítulo 2 de El rey pálido también está estresado por culpa de un examen.
El hecho de saber que el estrés interior podía provocar el fracaso del examen simplemente desataba más estrés interior ante la perspectiva de sufrir estrés interior. Debía de haber otra manera de lidiar con el conocimiento de las consecuencias desastrosas que podían tener el miedo y el estrés. Una respuesta o truco de la voluntad: la capacidad de no pensar en ello ¿Y si todo el mundo conocía ese truco salvo Claude Sylvanshine?
David Foster Wallace, El rey pálido

El Señor S. tampoco conoce ese truco, aunque tratará de no pensar en las potenciales consecuencias desastrosas de su abúlico carácter.

2 comentarios: