sábado, 25 de noviembre de 2006

Cosas que hay en la morada

Voces misteriosas que habitan en la caverna del ser. Imágenes alucinadas. El coraje suficiente de unos ojos retando a la nada y al silencio y a sí mismos. La ebriedad de un lirismo furioso, naúfragos con los pulmones encharcados de agua azul. La danza de los Niños Extraviados, fantasmas en la noche. Pequeña muñeca abre los ojos y dime que eso de ahí afuera no es cierto, que podemos, si queremos, inventar una guarida y que tú eres una niña de verdad. Mientras, el barco ebrio desciende por el río interminable. Vasos vacíos el sol está a punto de salir. Voces desde la nada a ti confluyen. Y qué hermosa es la nieve del recuerdo si se deshace entre tus labios. El viento y la hojas de otoño llevadas por el viento. Nosotros somos también hojas de otoño. El viento se lleva nuestro ser y juega con él. Peces nadando en la noche, surcando el firmamento, olvidando que existen. Pasos sigilosos que no dejan huellas.

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