A veces digo micro no sé qué y post no sé cuántos solo para no quedar como un viejuno rancio y apocalíptico a lo Javier Marías, pero de hecho no sé qué sentido tiene hablar de postvideojuegos, por ejemplo, porque pertenezco a la generación que creció adorando y venerando la Nintendo de 8 bits y al Mario Bros 3. A mis hermanos, tres años más pequeños que yo, les regalaron la Megadrive, objeto mágico al que también le rendimos su debido culto.
Pero todo lo post-megadrive me suena a chino.
Así que me temo que soy un viejuno tan quejica como el ya mentado e insigne columnista español. Cualquier día me veréis vociferando cosas como «¿A qué vienen esos juegos injugables de mierda?», «¿Qué habéis hecho con Sonic?», «¿Qué fue del Fifa 97?». Occidente está en plena decadencia.
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Why Movies Just Don't Feel "Real" Anymore
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¡Esto sí que es empoderamiento! Degustemos las palabras de la gran Danerys en Valyrio, su lengua materna: Dovaogēdys! Naejot memēbāt...
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
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