jueves, 5 de mayo de 2016

Masterchef: una introducción a la vida fascista

Pensaba que Masterchef era el epítome de la racionalidad neoliberal, casi su caricatura: la competitividad exacerbada, el individualismo, la obsesión con el éxito, los jueces supremos metiendo mal rollo con el fin de abolir cualquier sentimiento de comunidad, etc. Todo eso es obvio. 

Pero Masterchef es algo más, algo más sórdido si cabe: Masterchef es un programa de televisión en el que se glorifica el sadismo del poder. Los líderes supremos son infalibles, y por tanto pueden decir una cosa y la contraria y tener razón. Pueden humillar públicamente a los concursantes. La autoridad es carismática, no racional. El poder es arbitrario. 

¡Bienvenidos a la vida fascista!, podría decir Pepe, con un sonrisa y un tono de voz alegre y cantarín, para saludar cada año a los nuevos concursantes. 

PD: En Introducción a la vida no fascista, el prólogo que escribió Michel Foucault para el Anti-Edipo de Deleuze y Guattari, decía Foucault que el mayor enemigo, el enemigo que el Anti-Edipo combatía, era el fascismo, pero no solo el fascismo histórico sino también el que reside en cada uno de nosotros y nos hace amar el poder y desear a quienes nos dominan y explotan. De ahí el título del post. Masterchef parece una escuela para enseñar a amar a quienes nos dominan, al líder bueno que se preocupa por nosotros, que igual nos hace llorar, pero para sacar nuestro potencial, etc.

3 comentarios:

  1. Supongo que es un reflejo de la época en que vivimos. ¿qué es bueno o malo? pues lo que digan los líderes de opinión a los que queremos parecernos... Somos incapaces de tener una opinión propia por miedo a equivocarnos, a que no nos den la razón. Pasa en el arte, en los trabajos, cada vez somos menos individuos y más masa. Masa inculta y orgullosa de serlo...

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  2. En Homo Sampler Eloy Fernández Porta hablaba del modelo de Televisión Disciplinaria, propuesto por un tal Arthur Kroker, en el que la figura del moralista inmoral es central y los concursantes sometidos a una Ley inflexible y arbitraria. Cito a Porta, que lo explica mejor que yo:

    "El moralista inmoral está sentado en todas las posiciones discursivas fuertes: ostenta lsa severidad del obispo, la crueldad de la maruja, la celebridad del populista y la ubicuidad de la cámara, sin olvidar la siniestra sapiencia de la policía secreta. En sus versiones más manipuladoras ejerce también como analista en el sentido particular que Lacan daba aa este término: como "Sujeto Supuesto Saber", que detenta un conocimiento por debajo del cual el analizado está en el error"

    Masterchef es una de esas versiones especialmente manipuladoras. Tv Disciplinaria, fascismo de plató...

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  3. Asentado, no "sentado" (algún día escribiré despacio, sin erratas, pero ese día aún tardará en llegar...jeje)

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