miércoles, 18 de abril de 2012

Las turbias aguas de la identidad

Me he investigado a mí mismo... ¿Montaigne? No, Heráclito. Estoy casi cien por cien seguro de que el oscuro griego lo dijo antes.

El oscuro griego añadía algo así como que nunca encontrarás el fondo del alma buceando en ella, tan insondable es su logos. Lo de bucear quizá me lo he inventado. Estoy un cincuenta por ciento seguro de que no me lo he inventado, y por tanto también un cincuenta por ciento seguro de que sí me lo he inventado. Podría consultarlo, pero me voy a quedar con la duda, porque así me enriquezco al contar con dos posibilidades en lugar de con una certeza.

La cuestión es que el sí mismo no es un dato positivo. No se ven sí mismos paseado por la calle, de tal manera que puedas señalarles con el dedo y exclamar: ¡he ahí un sí mismo! De ahí su insondabilidad. Y de ahí la perplejidad de Alicia cuando le preguntan: ¿Quién eres tú? ¿Es la misma que esta mañana? Después de tantos cambios, ¿qué pensar?

2 comentarios:

  1. Ajá, me quedo con los dos gatos que son el mismo. El vivo y el muerto. Que lo diga Schrödinger.

    ¡Saludos!

    Muy chévere el texto.

    F.

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  2. Sí, está vivo y muerto a la vez, un gato muy extraño XD

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