viernes, 19 de febrero de 2021

19/02/2021

Ante mi manifiesta incapacidad para lidiar con el infierno de la burocracia electrónica sin sufrir ataques de pánico y desesperación —omitiré detalles porque la historia es larga y aburrida, pero baste decir que el registro electrónico de cierta universidad daba fallos que no tenían que ver estrictamente con mi impericia, la cual, sin embargo, no oculto— cierta persona, medio en broma, me ha dicho algo así como lo siguiente: «creía que eras más inteligente, tú que has estudiado una carrera». Naturalmente, he contestado —también medio en broma— que no soy inteligente, simplemente llevo gafas de pasta, y que mi carrera solo me enseñó a leer a filósofos muertos.

Afortunadamente, tras mil intentos introduciendo un pin para poder subsanar un error que supuestamente cometí yo al no entregar un justificante del pago de las tasas para presentarme a auxiliar de biblioteca de cierta universidad, finalmente pude acceder al registro y demostrar que sí las he pagado. 

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