La falacia afectiva consiste, más o menos, en considerar que una película, por ejemplo, es pretenciosa si no te gusta o si no la entiendes.
La falacia intencional consiste en creer que el significado de la obra está determinado por la intención del autor.
Pero —Derrida dixit— la obra, una vez publicada, queda abandonada a su esencial deriva.
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