sábado, 14 de octubre de 2017

Seremos de nuevo un Imperio (o no)

Yo diría que la idea de España de Gustavo Bueno se resume en que tras la caída del Imperio español la humanidad está perdida, va como un pollo sin cabeza por la Historia, no tiene guía y está, desgraciadamente, expuesta a la terrible, nefasta influencia del irracionalismo protestante. A mí esto —sin ser para nada simpatizante con los nacionalismos fraccionarios— me parece un poco exagerado, pero bueno, yo soy un sofista y un diletante, demasiado vago para ser un filósofo sistemático.

2 comentarios:

  1. A mi lo de las naciones con su destino histórico y su deber y todas esas cosas que se les pone a las naciones, me dan un poco de pereza, la verdad...

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  2. Yo en este tema soy equidistante: ni nostalgia imperial ni balcanización, por así decirlo. En la manera en que algunos pretenden defender la unidad nacional hay elementos prácticamente falangistas con los que yo no comulgo. La famosa definición de España como unidad de destino en lo universal es falangista. España, instancia transcendente y redentora, y católica. Pero tampoco creo que partir en cachitos el Estado sea algo razonable. En primer lugar porque el territorio delimitado por el Estado es común, y porque en el fondo los nacionalismos, digan lo que digan ciertos "soberanistas de izquierdas", son movimientos reaccionarios, insolidarios (Puigdemont en su acto de declarar y desdeclarar la independencia volvió a aludir a los 16.000 millones que España les roba a los catalanes, cifra falsa, naturalmente, ni son 16.000 millones ni el honorable president tiene en cuenta los gastos de generar y mantener estructuras estatales propias; ni se contribuye por regiones, por otra parte, un rico extremeño contribuye igual que un rico catalán).

    Por lo demás, si la comunidad internacional no te reconoce como Estado, no eres un Estado, lo declares o lo dejes de declarar.

    Me sorprende mucho que la izquierda apoye movimientos que se basan en la negativa a redistribuir y en el hecho diferencial de unas supuestas naciones históricas (¿El País Vasco y Cataluña son más históricas que, por ejemplo, el Reino de León? ¿Por qué?).

    Sea como fuere, ceo que España seguirá más o menos como siempre, a medio camino entre la vertebración y la desvertebración, la centralización y la ruptura, ni una ni múltiple, etc (Marx decía algo curioso en sus escritos sobre España, a saber, que fue la Reconquista la responsable de que España no terminara de unificarse en torno a un poder central, ya que a reconquista se iba dando de modo desigual y a algunas regiones se les concedían privilegios para que lucharan mejor contra los moros... Esto lod ice en 1854 o así). Y seguirá siendo un tema desesperadamente aburrido pero difícilmente evitable.

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