viernes, 17 de agosto de 2012

Inventario

Aquí y allí, dentro y fuera, arriba y abajo, antes y después, lleno y vacío, sí, yo diría que eso es todo, todo y nada, se me olvidaba la nada, y la luz y la oscuridad, se me olvidaban la luz y la oscuridad, sí, ahora ya está todo, o todavía no, se me olvidaba el todavía no, creo, y algunos objetos quizás, que nunca están quietos del todo, sino en movimiento, se me olvidaba el movimiento, sí, ahora sí está todo, o no, se me olvidaba el no, aunque podríamos incluirlo como una modalidad de la nada, creo, no estoy seguro, incluir y excluir, excluir también es necesario, aunque mi propósito era incluirlo todo. Necesario y contingente. Al principio, al menos, era mi propósito incluirlo todo, luego ya veremos, lo veremos cuando el luego sea ahora, quiero decir. Mi propósito inicial, los inicios y los finales. Se me olvida algo, sin embargo. Noto una sensación extraña en la nuca, como si me la mordiera algún insecto. El olvido y la memoria, desde luego. Olvidar, excluir. Involuntariamente. Lo voluntario y lo involuntario, eso también. También y tampoco. Derecha e izquierda. Plegarse y desplegarse. El caparazón y el claro del bosque. El ser y el ente. Creo que se me olvida algo, que falta algo, que algo se me escapa, pero no sé qué. Saber e ignorar. El bien y el mal, claro. Dios y el diablo. Ausencia y presencia. Centro y márgenes. Ya estamos acabando, creo, aunque el algo que me falta sigue faltándome, me pica la nuca una especie de insecto, pequeño mordiscos, no duele demasiado. Algo sí, poco, lo justo. Acabar y empezar, se me olvidaba empezar, olvido imperdonable, pero no era eso lo que me faltaba. Perdonar, no perdonar. No, no se me olvidaba, ya lo había dicho. Lo digo otra vez, repetir, veces y veces, un montón de veces. A veces tal, a veces cual. He aquí el sentido de la vida, o el sinsentido de la vida, es lo mismo, pero diferente, también diferente, a la vez diferente, en distintos sentidos, en todo caso, si no uno se contradice. Vivir y morir, esto sí que lo resume todo, creo. El principio y el fin, esto ya lo he dicho, creo. El alfa y el omega. El círculo. En el principio está el fin, como si dijéramos. ¿Dijéramos quienes? Decir y callar. Las palabras y el silencio. Montañas y valles, por ejemplo. Eso también, por qué no, el oasis en medio del creciente desierto. El desierto, buen lugar para los iluminados, en teoría. En la práctica es un fastidio. Esto y aquello. Lo de más allá. Cerca y lejos, por supuesto. Ayer y mañana, pero esto es lo mismo que antes y después. Lo mismo y lo diferente. Mermelada ayer y mañana, pero nunca hoy, nunca ahora. Siempre y nunca. Todos y ninguno. Luego están los algunos. Algunos hacen esto, algunos hacen lo otro, y así. Hacer y deshacer. Tejer y destejer. El movimiento y el reposo, creo que me estoy repitiendo. Los objetos están ahí, susceptibles de movimiento y reposo. He aquí lo que llaman física, creo. El caos y el orden, eso sí que no podía faltar. Palabras y cosas, más o menos esto ya se venía diciendo, de alguna forma, o puede que no, no importa, tampoco era eso lo que me falta aún por decir, lo todavía no dicho sigue sin decirse. Quizá sea su modo de ser. Por eso me repito a veces, porque busco, he de buscar, de seguir buscando, y mientras tanto hablar, enumerar, con la intención de decirlo todo, pero me falta algo para redondear el todo, y he de decir, de seguir hablando, aunque me repita, porque noto que estoy muy cerca ya de lograrlo, de decirlo al fin, noto que eso que falta se insinúa vagamente en el aire, suave y quedo se insinúa, casi transparente, diáfano, como la luz que se derrama sobre la meseta, casi lo toco con la punta de los dedos, estoy con las manos extendidas, pero no toco nada, distancia y dolor, melancolía de algún modo, exiliado de no sé dónde. La tierra y el cielo. El rostro de la profundidades vacío de forma y las formas eternas del cielo platónico. Esto último no ha tenido mucho sentido. La razón y la locura. Antes estábamos hablando del espacio y del tiempo, al principio quiero decir, ahora no sé de qué. Antes era mejor, creo. Mejor y peor. Buscar y encontrar. Antes era más puro mi decir, conceptos cristalinos y fundamentales tales como arriba y abajo. Quizás desde el punto de vista de Dios no existan arriba y abajo, de todas formas. Quizás Dios no existe, pero, aún así, qué es Dios, qué es eso que no existe, pregunto. Esencia y existencia. Esto es muy abstracto. Abstracto y concreto. Amor y odio, se me olvidaban el amor y el odio. Antes, cuando todo era mejor, estas palabras, amor y odio, eran fuerzas que regían el universo, juntaban a los seres, de cualquier clase, y los separaban. Me refiero a mucho antes. Mucho y poco. No tan mucho, depende de la perspectiva. Aquí todo es difuso, bastante difuso, como la palabra bastante, por ejemplo. Para algunos es bastante una cosa, para otros otra cosa, y así. Cantidad y calidad. Extensión e intensión. Pero no es esto todavía. Lo que falta se obstina en faltar. Así no hay manera. Posible e imposible. Hecho y derecho. Sensible e inteligible. Acto y potencia. Forma y materia. Ni siquiera El Filósofo lo sabía todo. Oh tú, Dios, acto puro, el más solitario de los monstruos, pensando en tus pensamientos, ignorando que hay hombres en la tierra, tú que eres el que eres, aunque el que es es otro Dios, en realidad, el de la Biblia, el que contesta yo soy el que soy, contestación ambigua, equívoca. Equívoco y unívoco. Azar y destino. Es impresentable que lo que falta falte todavía a estas alturas, a estas alturas, quiero decir, del tiempo que llevamos ya aquí, todo este rato de búsqueda infructuosa. Mañana seguiremos buscando, hoy no, hoy ahora aquí termino ya mi búsqueda, aunque nada termina nunca, desde luego, siempre después del final pasan cosas, creo. El rato que llevamos, no sé, yo llevo ya bastante rato aquí hablando, no sé ustedes, ni siquiera sé quién son ustedes. Puede que tampoco sepa quién soy yo, puede que, de hecho, yo no sea el mismo del principio, pues el tiempo que ha pasado no lo habrá hecho en vano, algo me habrá cambiado y, a decir verdad, no estoy nada seguro de que el tiempo que ha pasado para ustedes sea el mismo tiempo que ha pasado para mí, la misma cantidad de tiempo, quiero decir, si es que decir cantidad de tiempo tiene sentido. Verdad y mentira. No hay duda de que cada vez es más difícil que se me ocurran las cosas que he de enumerar. Fácil y difícil. Duda y certeza. Sí, quedaban aún algunas oposiciones, evidentemente. Las fuerzas me abandonan, lo noto. Habré de irme a dormir con la molestas sensación de algún insecto que me está mordiendo la nuca, ya lo estoy viendo, lo preveo desde este momento preciso del tiempo, que en el futuro inmediato todo seguirá igual. Puede que el insecto sea un gusano, el gusano de la nada. Me gusta esa frase: el gusano de la nada, el gusano de la conciencia, algo así, o la nada de la conciencia, no recuerdo bien ya. Igual y distinto, pero esto es lo mismo que lo mismo y lo diferente. Claro que, si cada futuro inmediato que se suceda en el futuro es igual, cuándo cambian las cosas. Así sería todo siempre igual. Cada futuro presente es igual al, o cada presente futuro, mejor dicho, es igual al presente pasado anterior o, mejor dejemos esto de una vez. Pasa lo mismo con el montón de arena. Parece imposible, si se piensa. Un grano y otro y otro y el montón cuándo. No sabemos pensar bien. Hay algo que falla, no sé qué, pero sé que algo falla, no sé nada más. Más y menos. Espacio y tiempo, creo que no he hablado de otra cosa, creo que no hay otra cosa de la que hablar, es una cuestión muy amplia, una cuestión que lleva mucho tiempo, que lleva mucho tiempo solo el hecho de plantearla. Abordarla es difícil. No quiero ni pensar en solucionarla. Me agoto solo de pensarlo. Pero falta algo. Debe de existir una grieta o algo por la que se cuele un resplandor. Esto no es decir mucho, lo sé, pero al menos es decir algo, eso no podrán negarlo, aunque quisieran. Yo, sea quien sea ahora, confío en esa grieta, signifique esto lo que signifique. No sé pensar ni hablar mejor, sabrán disculparme. Soy una sombra quizás, espectro tejido con palabras torpes. El resto ya se sabe. Cuando llegue a ser quien soy, quizás entonces, pero no, tampoco, qué ocurrencia. Bah, da igual. Se abrirá un grieta en el cielo de la tarde que rasgará las nubes rosadas, el viento soplará con fuerza agitando las ramas de los árboles, la luz borboteará a raudales, se derramará como una inundación, chorros de luz manando sin parar y entonces nada, no ocurrirá nada más, eso será todo. No me preguntéis qué significa. No sé si se están dando cuenta, pero desde hace un rato, un rato pequeño, según creo, más pequeño para ustedes que para mí, probablemente, vengo abandonando la idea de que falta algo y ya no enumero tanto como antes. Grande y pequeño ya lo dije, creo, no sé, me estoy cansando de tanto no saber, de tanto creer, de tantos probablemente y quizás, pero mientras yo siga siendo yo, mientras el tiempo no me haya cambiado lo suficientes, estas son mis palabras y no hay nada que hacer al respecto, creo, aunque quizá podría forzarme a no usar esas palabras, los quizá, los creo, los probablemente, los no sé, podría prohibirme su uso yo a mí mismo, para ver qué pasa. La idea no me atrae, sin embargo. Algo cambiaría, seguro, pero necesito los quizá, los probablemente y los creo, y los no sé, porque si yo ya no fuera vacilante e inseguro seguramente yo sería otro yo, y me asusta la idea de no ser yo, no sé si se dan cuenta. Es un círculo, creo. Fíjense bien. Mi yo inseguro tiene miedo de dejar de ser yo precisamente por ser un yo inseguro. No sé si han intentando imaginarse ser otra persona. No sé, no sé, no sé. Lo que a mí me sucede es que, al intentar imaginarme ser otra persona, esta otra persona se convierte en yo. Algo así, me temo que no me explico bien. Quiero decir, si te imaginas siendo otra persona, te imaginas a ti siendo esa otra persona. En el fondo, sigues siendo tú. Es imposible imaginarte siendo otra persona, al menos para mí. Posible e imposible, esto sí que lo he dicho ya, me acuerdo perfectamente. El caso inverso también es interesante. Imaginar que otra persona es tú. Interesante y aburrido, esto no lo había dicho todavía. Otra persona que es tú, de alguna forma, porque todo esto es bastante extraño, y entonces comprende tu ser porque está en él, ve lo que tú ves, siente lo que tú sientes y piensa lo que tú piensas, exactamente del mismo modo en que tú lo haces. Extraño y normal. No necesitarías explicar nada. Está bastante claro que esto es imposible. Claro y oscuro. No te harían falta las palabras, para explicarte, pero quizás esto sería una catástrofe, la ruina del lenguaje, su aniquilación más bien, aunque ahora mismo estoy pensando en que, si otra persona estuviera en mi ser, por decirlo así, no tendría que esforzarme por transmitir, con palabras, lo que estoy pensando, lo que estoy intentando decir, a la vez que estoy pensando en que todo esto es terriblemente confuso, porque no se puede decir sin palabras, claro, y que tal vez no me esté haciendo comprender. Qué disparate. Por lo pronto, pronto y tarde, antes y después, volvemos al tiempo, al movimiento también, claro, el tiempo es la medida del movimiento, como sabemos, aunque esto no esté, ni mucho menos, claro. Por lo pronto, de todas formas, no sé qué venía a continuación, esperen, iba a decir algo más, todavía algo más, algo más que no es aún lo que falta, de lo que hablaba antes, de aquello que falta, se acuerdan de que faltaba algo, seguramente se acuerdan, lo he dicho bastantes veces ya, deben ustedes de acordarse bien, pues no era eso que falta el algo más que iba a decir. No importa. Qué silencio se ha hecho, de repente, aquí, y qué de noche. La imposible noche, y las rocas ígneas tejidas en su piel. Con esto basta, por ahora, siginifique lo que signifique y aun si no significa. Mirad ahora esa luz, dejad las palabras, que descansen un rato. Como un lienzo el silencio, ved eso, ved las palabras como gotas de color, goteando sobre el lienzo del silencio, escuchad su música, aunque no suene, escuchadla igual. Palabras, música, color, hay tenues hilos que unen estos elementos, seguramente los hay. No ha quedado muy bien esto del lienzo. Me he liado un poco. Hay hilos, ya lo he dicho, pero se me han enredado un poco quizá. Da igual, seguro que entienden, más o menos, qué quiero decir. Quiero acabar ya de una vez, no sé cómo. Así, sin más, es una posibilidad. Una entre tantas. Acabar aquí.

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