sábado, 4 de septiembre de 2010

Melancolía

Según Ficino, ésta consiste en transformar en deseo de abrazo lo que compete a la contemplación.

Y el comentario de Giorgio Agamben:

"La intención erótica que desencadena el desorden melancólico se presenta aquí como la que quiere poseer y tocar aquello que debería ser sólo objeto de contemplación, y el trágico desarreglo del temperamento saturnino encuentra así su raíz en la íntima contradicción de un gesto que quiere abrazar lo inasible. Es en esta perspectiva en la que se interpreta el pasaje de Enrique de Gante que Panofsky pone en relación con la imagen dureriana y según el cual los melancólicos, “no pueden concebir lo incorpóreo”, en cuanto tal, porque no saben "extender su inteligencia más allá del espacio y de la grandeza”. No se trata simplemente aquí, como se ha señalado, de un límite estático de la estructura mental de los melancólicos que los excluya de la esfera metafísica, sino más bien de un límite dialéctico que toma su sentido en relación con el impulso erótico de transgresión que transforma la intención contemplativa en "concupiscencia de abrazo”. Es decir que la incapacidad de concebir lo incorpóreo y el deseo de hacer de ello objeto de abrazo son las dos caras del mismo proceso, en el transcurso del cual la tradicional vocación contemplativa del melancólico se revela expuesta a un trastorno del deseo que la amenaza desde dentro"

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