El militante sabía muy bien que se exponía a la incomprensión y a la burla y, lo peor de todo, a ser confundido con la masa de sujetos vagos y pasivos desprovisto de cualquier atisbo de militancia política. Su actitud era una recusación generalizada del capitalismo. Ni más ni menos. Su estrategia: una pasividad total. Un sujeto que ni produce ni consume. Una crítica radical al núcleo del mal. Apático, desganado, contemplativo, melancólico. La nueva tabla de valores del buen revolucionario. Bajo un cielo estrellado, medita sobre la alegría de estar triste de la que ya hablaron Víctor Hugo y Kurt cobain (echo de menos la comodidad de estar triste). Pero su historia no puede ser narrada: el militante no hizo nada en toda su vida, y murió. Ya está, eso es todo.
sábado, 4 de septiembre de 2010
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Why Movies Just Don't Feel "Real" Anymore
Menuda clase maestra de Estética y Filosofía de la Percepción PD: Observen las imágenes de las películas de Terrence Malick, el mayor genio ...
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¡Esto sí que es empoderamiento! Degustemos las palabras de la gran Danerys en Valyrio, su lengua materna: Dovaogēdys! Naejot memēbāt...
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
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