sábado, 24 de junio de 2023

Breve nota sobre la espada y la palabra

La espada y la palabra, la biografía de Valle-Inclán escrita por el catedrático Manuel Alberca, es un soberano coñazo. Una obra desmitificadora, de acuerdo. Ese es el problema. ¿A quién le interesa ese Valle-Inclán desmitificado? Queremos el mito, o sea, el relato, la leyenda. Los biógrafos son muy pesados todos con esa manía de desmitificar. ¿A cuento de qué tanto afán desmitificador? Además, Valle-Inclán se inventa a Valle-Inclán, se crea a sí mismo como personaje, y ese sí mismo fabulado es, en cierto modo, el más verdadero, el más auténtico. En la biografía se nos llega a contar lo que cobraba Valle por no sé qué edición de no sé qué libro, y uno piensa «Madre del amor hermoso, ¿cómo se puede aburrir así al personal?» 

PD: A ver, tampoco es tan aburrida. Yo me leí sus chorrocientas páginas. Y tampoco veo yo que Valle quede tan desmitificado. Al fin y al cabo, creíamos que estaba como una chota, y que era un genio, y la biografía no desmiente ninguna de esas creencias.

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