jueves, 5 de mayo de 2022

Miniobra teatral autoficcional abruptamente interrumpida (segunda continuación)

ESCENARIO: La Biblioteca.

(El Señor S. tiene sueño y está cansado y no quiere estudiar nunca más, pero ahí está, en la Biblioteca, dándolo todo, exprimiendo el poco jugo que quizá todavía quede en su agotado cerebro)

SEÑOR S (en silencio, monologando para sí, sin declamaciones teatrales que valgan): Ay mísero de mí, qué cansado estoy, qué pocas ganas de estudiar tengo, qué triste destino el del esforzado opositor que aún no sabe si tiene o no tiene plaza... ¿Qué es mejor, sufrir los dardos de...

(Se calla)

SEÑOR S: Si me pinchan, ¿acaso no...

(Parece que se ha puesto a citar fragmentos sin ton ni son, a fragmentar fragmentos o a enlazar frases inconexas, no sé, un rollo posmoderno o algo así...)

SEÑOR S: ¿Cuándo viene God...

(Sin comentarios)

(Se baja el telón. El Señor S. vuelve al estudio)

Nota: El Señor S. solo ha ido dos veces al teatro en toda su vida. Al Señor S. le gusta el cine. Piensa que al teatro le faltan planos secuencia, planos detalle, primeros planos, planos medios, planos generales, contrapicados, secuencias rodadas con Steadicam, planos cenitales, etcétera. El teatro es un plano fijo. Ni siquiera eso, en realidad. Es algo tremendamente precinematográfico. Además, apenas ha leído teatro. Ha leído a Beckett y ha leído Hamlet. Varias veces, eso sí. Ese es su escuálido bagaje teatral. Dicho queda.

2 comentarios:

  1. Anónimo9:18 a. m.

    Señora C: (en algún punto indeterminado de la biblioteca, leyendo las hiperbólicas tribulaciones del Señor S.) Qué sabrá este de cuitas opositoriles cuando los azarosos dados de los hados siempre jugaron a su favor. Oh, si él supiera...

    (Suspira, mirando al cinematográfio infinito, que inevitablemente le recuerda al durmiente y notaninfortunado Señor S.).

    Señora C: Helo allí. Quizás cafeinándose debidamente. Quizás declamando farragosas pedanterías incomprensibles. O quizás aún soñando con la sufrida pero adorable dueña y señora de su corazón.

    (A lo lejos, allí abajo, se oyen los primeros signos del despertar de la manicoblioteca)

    Señora C: Qué absurdo y acidioso transcurrir de los días entre estas cuatro paredes (vuelve a suspirar, visiblemente asqueada, pero feliz de haber descubierto serendipiosamente un nuevo término a la vez que inventa otro usando sus ya tan olvidados conocimientos lingüísticos).

    (9:20 de la mañana. Empieza el show. Todo mal)

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  2. Anónimo10:35 a. m.

    CONTINUACIÓN

    (Diversos personajes entran y salen mientras la Señora C. observa silenciosa desde su pequeña cárcel, otrora esquina deseada)

    Personaje aleatorio: ¿No tendréis "La historia interminable"?

    Señora C: (luchando por que no se le cierren los ojos) Interminables mis jornadas aquí, señor.

    (No lo ha dicho en voz alta. Su intachable ética profesional se lo impide. Pero le gustaría gritárselo. Lo atiende y vuelve a su dormitar con los ojos abiertos)

    Personaje fijo discontinuo: (imagine el lector una petición de acto de contenido imposible)

    (La Señora C. tiembla internamente. Su fobia a la incertidumbre de los bizarros deseos de los usuarios no la deja vivir en paz)

    Señora C: (visiblemente aliviada al ver aparecer, cual aparición mariana, al Todopoderoso) Por supuesto. En seguida le atienden.

    (Huye cobardemente. Deambula un rato por la biblioteca. Mira con envidia a los sufridos pero afortunados estudiantes que disponen del TIEMPO que ella anhela pero despreciaría si lo tuviese, anhelando trabajar. Porque la Señora C. es así de absurda e incoherente. ¿Suspirará de nuevo? ¿Quién manejará hoy su barca?)

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