miércoles, 13 de mayo de 2020
13/05/2020
Creo que podría unirme a una secta gnóstica. La irremediable maldad del mundo es algo pavorosamente obvio, por lo que no me parece descabellado pensar que se trata de la obra de un demiurgo maligno. Además, mi parte preferida del Evangelio de Juan, esa portentosa obra teológica que pasa olímpicamente de narrar la vida de Jesús, es aquella en la que Jesús dice (cito de memoria): «En el mundo tendréis tribulación, pero ánimo, yo he vencido al mundo». Para un antinietzscheano tan furibundo como yo, esto es música para los oídos. Soy incapaz de creer en nada parecido a la resurrección o la inmortalidad del alma, pero aun así me flipa esta frase. Tampoco creo, desde luego, que el mundo sea obra de un demiurgo —Platón dice claramente que el Timeo es un relato, un mito, un discurso probable, no una teoría científica sobre el origen del mundo—, pero si lo fuera, ese demiurgo sería maligno.
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