lunes, 21 de mayo de 2018

Señor S, el pobrecito de La Virgen del Camino

Sin ser un santo como el pobrecito de Asís, pronto me veré obligado a abrazar la pobreza espiritual*, porque entre las gafas nuevas y una reendodoncia a mi cuenta corriente le va a dar un parraque que pa qué.

PD: Creo que sería más correcto decir que me veré obligado a abrazar la pobreza material (¿la espiritual se me dará por añadidura? No sé). O, mejor dicho aún, sucumbiré (no abrazaré) a la pobreza material. Aunque, seamos sinceros, estoy siendo algo dramático y exagerado: mi familia no dejará que muera de hambre (por eso, al contrario que algunos (pseudo)marxistas radicales de tuiter, estoy muy a favor de la familia; me parece una gran institución, de las mejores que hay). 

*El Maestro Eckhart dice muchas cosas y muy buenas de la pobreza espiritual, y el hinduismo en general (no entro en más detalles porque estoy cansado —el dentista no solo me saca la pasta, me deja mareado y atontado— y no me apetece) es muy favorable a la renuncia a las cosas materiales, pero para mi desgracia aún no estoy en un estadio místico tan avanzado.

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