viernes, 24 de noviembre de 2017

El nihilismo, el desencanto, la ilustración radical y la promesa de la gracia

No he podido resistir la tentación y me he comprado Nihil desencadenado, de Ray Brassier, editado por Materia Oscura, la misma editorial que tuvo la loca idea de publicar Ciclonopedia, una novela rarísima y alucinante que algún día habrá que volver a leer despacito (como dice la canción). 

PD: El libro aún no me ha llegado. Pero he de decir que, en el fondo, yo soy bastante irracionalista y muy poco ilustrado. El mundo en sí no tendrá valores, ni nada de nada. Aceptemos la tesis de Brassier (hablo de oídas porque, como digo, aún no he leído el libro). Vale, muy bien, la ilustración radical, el uso destructor de mitos de la razón, conduce al nihilismo, y eso es bueno y digno de celebrarse (sigo hablando de oídas sobre la tesis de Brassier). Pero mi espíritu, de manera irremediable, fue seducido por la promesa de la gracia. Y aun aceptando que los poetas hablan un idioma sin sentido (alma, espíritu, gracia, etc), hay que decir, con Blanchot, que los poetas son precisamente los que entienden este lenguaje sin sentido (en mi humilde e irracional opinión).

2 comentarios:

  1. Choqué frontalmente con Ciclonopedia. Después pensé que no la había enfocado correctamente. Y sí, tienes razón, creo que merece una relectura. Lo que más me gustó es que de alguna manera inaugura una nueva forma de narrativa... o es lo que la narrativa debería ser.
    Creo que también lo intentaré con Brassier.

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  2. Yo creo que tampoco acabé de enfocarlo bien. Lo disfruté tanto como lo sufrí. Tiene una retórica densa y farragosa, "petrolífera" (petrorretórica negarestánica).

    A mí por momentos me pareció una parodia de la jerga de Deleuze y Guattari, aunque el problema es que cuando Deleuze se juntó con malas compañías (Guattari) sus textos supuestamente serios, filosóficos y no novelescos, son así de ininteligibles (no sé si sabría distinguir un párrafo de la novela de Negarestani que hable sobre desterritorialización, máquinas de guerra, etc, de uno de Deleuze y Guattari).

    Así que Negarestani me parece que, como ya se ha señalado, se mueve en una zona difusa entre la novela y la filosofía... Esto es interesante, pero también puede ser muy irritante (en muchos momentos yo no tenía ni idea de qué me estaba hablando). Pero bueno, la superproducción alocada de neologismos, aunque algo agotadora, me pareció divertida XD

    Y la idea de que el petróleo es el veradero agente de la política contemporánea, y todo lo demás marionetas (yo entendí así la tesis central del libro), me pareció lúcida y perturbadora jeje

    A ver el de Brassier qué tal...

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