He puesto un título extremadamente ridículo y bobo a este post, soy consciente de ello.
AQUÍ se dice que leer no sirve para nada. Que leer —en paráfrasis libérrima— no te hará libre sino libro. A mí la cantinela de que la literatura no sirve para nada, igual que la cantinela de que la filosofía no sirve para nada —porque no es sierva de nadie, añadiría con tono orgulloso el envalentonado y sabelotodo estudiante adolescente—, me parece una memez. Así de claro: una memez.
Una coquetería que no se creen ya ni los más jóvenes, que diría Deleuze.
Si realmente ni la literatura ni la filosofía sirvieran para nada, suprímanse de los planes de estudio. Y destrúyanse las bibliotecas. ¿En qué cabeza cabe que el Estado se gaste pasta en cosas que no sirven para nada?
Bueno, el Estado se gasta pasta en cosas que no sirven para nada, pero ¿qué razones habría para justificar tal despilfarro? Si no sirviera para nada, si lo único que hiciese la literatura fuese, pongamos por caso, proporcionar cierto tipo de gustirrinín privado a una cierta clase de personas, si la lectura no tuviera ninguna importancia social, ninguna relevancia pública, el Estado no tendría por qué hacer nada para fomentarla.
PD: Yo sí creo en la literatura. Tengo fe en la literatura. Igual que Bolaño*. ¿Se me va a acusar de místico y de irracionalista por ello, de profesar un ofuscado fervor religioso a ciertos escritores y libros? En tal caso, señores del jurado, me declaro culpable.
*La diferencia, claro, es que Bolaño era un genio y yo escribo chorradas en un blog marginal, pero de todas formas los buenos escritores necesitan a los malos escritores, ya sea como escuderos o como lectores.
PD2: La escritura es un pharmakon, efectivamente. ¿Qué iba a ser sino? Envenena y sana.
PD3: Recordemos que Henry James, otro titán en esto de escribir, dijo que la literatura existe para ser utilizada y que la consideraba «relevante a tal punto que supera todo lo demás». Es el arte, según Henry James, lo que hace la vida interesante.
PD4: No obstante, no me considero un fundamentalista de la lectura. No le digo a nadie que tiene que leer o su vida estará vacía, porque eso es un idiotez. Supongo que un deportista, por ejemplo, puede alcanzar la plenitud y la felicidad sin abrir un libro en su vida. De hecho, para mí, hasta los diecisiete años o así, el fútbol era relevante a tal punto que superaba ampliamente todo lo demás.
PD5: De lo que la parecer sí soy un fundamentalista es del uso inmoderado —y no sé si irritante— de las posdatas. En esta última posdata he de decir que pese a no ver nada de malo ni en la consideración del libro como fetiche ni en la de la lectura como farmacopea, sí que es verdad que la mayoría de las apologías de la lectura se basan en tópicos, prejuicios, etcétera. Y uno sospecha maliciosamente que esas apologías muchas veces las hacen personas que apenas leen. Pero aun así —nueva y definitiva vuelta de tuerca— leer es verdaderamente un acto mágico y sin un poco de magia la felicidad no es posible.
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