domingo, 4 de enero de 2015

El horrendo Homo oeconomicus

Si hay un campo específico donde el conocimiento técnico ha expulsado a los sujetos sociales reales de su interés manifiesto éste ha sido el de la economía formal y sus disciplinas anejas, la gestión de empresas y la investigación de mercados; donde una maraña de sofisticadísimos aparatos conceptuales —basados en los muy elementales principios psicológicos, conductistas y utilitaristas que fundamentan el horrendo Homo oeconomicus— sólo sirven para legitimar un liberalismo ontológico que define como racionales a las diferentes formas de depredación (del medio ambiente, de los grupos sociales débiles, de los conocimientos y saberes colectivos) que han impuesto históricamente las élites capitalistas sobre sus entornos naturales, sociales y cognitivos. 
Luis Enrique Alonso, Prácticas económicas y economía de las prácticas: crítica del postmodernismo liberal

2 comentarios:

  1. Así es. Y en ese peor escenario posible, que, horror, es el nuestro, se inscriben toda la serie de tácticas completamente kafkianas que se pueden ver en educación:
    la LOMCE pretendiendo que los profesores de filosofía den Iniciativa Empresarial (sic), los nuevos libros de texto de Emprendimiento (empresarial, por supuesto, en este país y en este mundo, la palabra "emprender" ha sido secuestrada y sólo puedes usarla si vas a emprender una pyme) e inversión (Tema 1: Cómo especular en los mercados para alterar artificialmente y en tu propio beneficio el precio de algunos productos, imagino que podrá ser parte del programa).

    Se trata de crear una nueva subjetividad, claro está, la del por usted bien citado Homo oeconomicus, que cree en las leyes del mercado como en Santa Claus: ¡no puede siquiera pensarse en otras formas de vida, salvo cayendo en la locura o la depravación!

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  2. Sin duda, por eso las "luchas" discursivas son tan importantes. Hay que empezar a desenmascarar esa ideología del emprendedor, con esos inverosímiles individuos que existen en un vacío social, sin instituciones que les molesten, en un mercado libre (totalmente idealizado, irreal, que no existe en ninguna parte) donde en realidad solo es libre el capital y la lógica del beneficio económico es la única que vale (llegando en los últimos tiempos a colonizar ámbitos que siempre se había considerado que debían estar desmercantilizados, porque en ellos primaban otros valores, como es el caso de la educación o de la sanidad). Indudablemente el Homo oeconomicus es una cosa horrenda.

    El libro de Luis Enrique Alonso empieza con esta acertadísima cita de Arendt sobre el poder:

    "El poder es el dominio acumulado sobre la opinión pública, que permite que los precios se fijen y la oferta y la demanda se regulen de tal manera que redunden en beneficio del individuo que detenta el poder"

    Sobre el imperialismo

    Hay que proponer y ensayar otras formas de vida.

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