Quién sabe si la transformación total de la vida nos aguarda en las trémulas ascuas de un lenguaje que vibra ensoberbecido invitándonos a asaltar la realidad como si a nosotros, los últimos hombres, los efímeros, los póstumos, los peces del pantano nihilista, nos cupiera aún descubrirla, conquistarla, agitarla en el aire y saltar y gritar "¿así que era esto?, ¿así que iba en serio? Pues venga, ¡otra vez!".
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