lunes, 12 de abril de 2010

Nueve poemas

UNO

El ser resplandece
esparcido en sus infinitos modos
y las palabras mienten
y arañan impotentes
las paredes de su casa sin tejado
y llueve y hace frío
y pronto terminará el mundo:
la indigente casa del ser brilla
con aroma de ruinas del futuro
y ceniza y la tormenta
sublime que se avecina
pronto terminará con el mundo,
esplendor mudo de la nada,
lienzo de la casa del ser



DOS

Sonrisas desgajadas del cuerpo
brillan en la oscuridad
y cuerpo es todo lo que somos,
filigrana estampada
en la cara de la nada.



TRES

Tanto tiempo
he recorrido la ruta,
tanto tiempo preguntando
por qué es redonda la tierra,
dónde acaba el mar.

En los oscuros callejones
aún resuena
el fosforescente son
de tus pasos,
en la ruta que termina
en el comienzo
de la ruta
aún resuenan
tus pasos.

Tanto tiempo
ensimimado
con mi destino roto,
lo acariciaba
en el espejo:
Narciso desentrañó
la trampa de la identidad
y pregunta si esta mano
es su mano.

La entropía galopante
de los espejos
dice ya no eres un niño
y dice nadie se conoce
puesto que el sí mismo
no es un dato positivo:
carne y tiempo
y nada más.



CUATRO

Tan sólo el frío
tantas veces presentido,
son del aullido
y arañazo del viento,
soplo del viento
que destrozará el cristal,
termodinámica implacable
de la materia y de la vida,
de la vida y nada más,
flecha que conduce
hacia el frío final



CINCO

El azul del cielo no acaba en ningún
lugar conocido por el hombre y
su silencioso estrépito llama
a tu ventana con manos cansadas:
pronto vendrá la noche a alzarse
magnánima, fría y susurrante,
suave brisa y cántico, retórica
de la pequeña desmayada muerte,
suave abismo en que abandonarse



SEIS

Por la tarde fumo
y respiro
y miro
por la ventana
y poco más.
A veces
escucho música.
Música pop.
Me apetecería
tomar una cerveza.
Cascadas
de espuma
fresca
recorriendo
la garganta
y bañando
el cerebro.
Después
veré la tele
y cenaré
y leeré un poco
antes de dormir
y me dormiré
y poco más.



SIETE

Llueve sobre los muertos y llueve sobre los vivos y llueve por la tarde y llueve por la noche y llueve cuando hace frío y llueve cuando hace calor y llueve cuando te recuerdo y llueve cuando te olvido y llueve cuando estoy feliz y llueve cuando estoy triste y llueve cuando entro y llueve cuando salgo y llueve cuando duermo y llueve cuando despierto y llueve y llueve y no para de llover una lluvia que no existe pero que no para de caer y cae sobre lo vivos y cae sobre los muertos y cae por la noche y cae por la tarde y cae cuando hace calor y cae cuando hace frío.



OCHO

Nadie sabe lo que puede un cuerpo.

Spinoza


Cuerpo es lo que somos
cuerpos que buscan otros cuerpos
que se abisman en la noche de los cuerpos
que huyen de otros cuerpos
que se beben otros cuerpos,
cuerpos poseídos, felices, desdichados,
cuerpos que se encuentran
ecos de cuerpos cálidos
cuerpos ateridos de frío
cuerpos que no se encuentran,
geometría borrosa de los cuerpos
cuerpos nocturnos, cuerpos diurnos,
cuerpos que actúan y padecen
cuerpos a la deriva por las ciudades
que navegan otros cuerpos
que se esconden en otros cuerpos,
cuerpos redondos, afilados, heridos,

y qué extraño ser un cuerpo
pues cuerpo es lo que somos
nadando sobre la nada.



NUEVE

Trazar círculos mágicos
con un lápiz
sobre el mundo
esferas
de movimiento
perpetuo
mundo mágico
lapices
de todos los colores
fulgor
invencible
resplandor
del rayo
música
vibrante
de las esferas
aligerando
el peso del mundo
líneas
de fuga
que escapan
inventan mundos
que te llevan
de viaje
por el mundo
cuerpo extendido
campo ampliado
de la percepción
penetrante
claro
del bosque
respiración
infinita.

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