martes, 20 de abril de 2010

The Mindscape of Señor S: recomendamos tres cómics

Empecé a leer Watchmen de Alan Moore. En el documental/entrevista The Mindscape of Alan Moore habla de magia y de mecánica cuántica. Parece un loco o un iluminado. Con su melena, su barba, sus anillos. Celebritie de Muchachada Nui. En el documental dice que las acciones puras se realizan sin miedo y sin ambición. Una especie de salto. Hay que leer Watchmen.

También empecé a leer el Génesis, nada menos, ilustrado por Robert Crumb.
El otro día llamó por teléfono una testigo de Jehová y estuve como media hora hablando con ella, intentando convencerla de que, como decía House, si hablas a Dios estás rezando, pero que si Dios te habla a ti estás como una puta cabra y necesitas atención médica. Se sorprendió bastante. Le dije que la Biblia no era la palabra de Dios, sino palabras de hombres, como los mitos griegos, por ejemplo. Ella insistió en que los hombres habían escrito la Biblia, pero Dios dictaba. Los hombres habían actuado "como una secretaria" (sic). No puede reprimir mi asombro y preguntar si de verdad, sinceramente, en lo más profundo de su corazón, creía que había sido así. Dijo que sí, que era la palabra de Dios, el único Dios verdadero. Yo seguí con mi rollo, con un tono entre pedante e irónico que provoca risitas nerviosas por su parte. Solté de sopetón que Dios era causa inmanente, pero no transitiva, del mundo, como decía Spinoza, y que no tenía voluntad ni barba blanca ni nada. Aclarando sus ideas con unos ehhhhhhh temblorosos por fin dio con la solución: Dios es una criatura espiritual. Al oír la palabra "criatura" no cupe en mí de la falta de pericia teológica en alguien que llama para hablar, precisamente, de Dios. ¿Una criatura? No, testigo mía, no, las criaturas somos nosotros. Bueno, pero es espíritu. Le pregunté si estaba de acuerdo con la teología negativa, es decir, si pensaba que de Dios, al estar más allá de todas las categorías que usamos, incluso del ser, solo se podía hablar de forma negativa, en cuyo caso su afirmación anterior no tenía valor alguno, porque Dios no era. Dijo: ya... Y yo: si la Biblia está muy bien, es una buena colección de relatos fantásticos... ¿Fantásticos? Obvio.

Y, bueno, la cosa fue derivando hacia el origen de las leyes éticas, que ella creía venían escritas en nuestro interior (más vaguedades absurdas que no explican nada) y que todo iría mejor si nos guiáramos por las leyes, etc. Como las normas de tráfico (sic). ¿No creerá que Moisés escribió el código de circulación? No, claro. Era un símil, como lo de la secretaria. Yo creo que el origen de las leyes es pragmático, no trascendente, aclaré. Al final quedamos en que yo leería la Biblia y ella a Spinoza. Y hoy cumplí mi palabra: saqué el Génesis ilustrado por Robert Crumb de la biblioteca. El Génesis mola. Empieza con una explicación inmejorable (y fantástica) de lo que es un enunciado performativo: Dios dijo: hágase la luz; y hubo luz. Lo decía Alan Moore en el documental/entrevista mencionado: la magia tiene mucho que ver con el lenguaje, es influir sobre otras conciencias. Burroughs diría: es un virus. Un enunciado performativo en la escala humana no mágica sería algo menos espectacular, como decir "te prometo que...", en el momento de decirlo la acción de prometer queda realizada.

También saqué The Sandman: estación de tinieblas. Aparece Destino, uno de los Eternos, en un jardín de senderos que se bifurcan, y a continuación llegan tres viejas que supongo son Las Parcas, y dicen que todo tiene un principio y un final, algo muy suyo ya que una preside el nacimiento y otra la muerte. La otra, el matrimonio. Además tienen los hilos para tejer el destino de los mortales. Neil Gaiman también mola.

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