martes, 9 de enero de 2007

Ese lugar que no figura en los mapas

Ese lugar que no figura en los mapas, sostenido apenas por la imaginación febril de algún pobre diablo que en un arrebato de locura decidió (con un hormigueo de entusiasmo en el estómago, con un vago y bello presentimiento de catástrofe avecinándose en el horizonte, lluvias torrenciales a punto de estallar, los dientes apretados) convertirse en poeta.

Ese lugar remoto, ajeno a las estrictas condiciones de lo que algunos llaman, con un tono de soberbia no exento de ignorancia, la realidad. Allí existe todo aquello que cae fuera del espacio abarcado por los ojos, aquello que vive en un tiempo de una cualidad particular, un tiempo que no avanza inexorable hacia la muerte, en línea recta, sino que se detiene, por ejemplo, a contemplar una gota de lluvia en el cristal, o la espuma del mar agarrándose a la arena como niñas desconsoladas que lloran porque las han dejado solas, bajo un cielo demasiado grande, o sencillamente se detiene a mirar, toda la vida y aun muchas vidas, un árbol mudo que sonríe y viaja a lomos del viento... un tiempo que no es la flecha del tiempo sino la pirueta de un acróbata lúcido y boracho. Todo aquello que no pueden tocar dicen que no existe, que no es real.

(¿Y qué hacemos con los ecos, las huellas, los rastros? ¿qué hacemos con los duendes (sí, los duendes existen) que brillan como espectros sabios y burlones en un rincón de la habitación?, ¿no nos van a dejar hablar con ellos? Los duendes cuentan historias, su increíble fulgor es un pasadizo, un vértigo dulce que nos inquieta y nos atrae. Caminamos hacia no sé dónde, con los pies descalzos. Hace tanto silencio que las palabras estallan como un volcán en erupción, furioso, hermoso y sereno. Seguimos a los duendes, en ese lugar que no figura en los mapas dejamos de contener la respiración. Lo real y lo irreal se han fudido en un baile de disfraces.)

Yo, sin embargo, fiel a mi amigo el acróbata lúcido y borracho, fiel a las luciérnagas que rescato las noches lluviosas de los precipicios, cuando están a punto de suicidarse (su frágil existencia pende siempre de un hilo), afirmo sin temor a las burlas y a las acusaciones de ser un escritor de cuentos infantiles, que ese lugar remoto que no figura en los mapas existe, y existen también las innumerables criaturas que lo pueblan.

6 comentarios:

  1. Anónimo11:30 p. m.

    Eres tú el mismo SeñorS que escribió Pensamientos Despeinados en el 2004?

    ResponderEliminar
  2. No figura en los mapas porque éstos son escritos y realizados por mentes sobrerbias e ignorantes que creen en una tontería llamada realidad. Peor para ellos. Precioso texto, pero me estás malacostumbrando, alguna vez tendrás que escribir mal, no?

    ResponderEliminar
  3. anónimo, sí, soy el mismo

    Gracias, Tristán, tu también me estás malacostumbrando, al final me lo voy a creer XD

    ResponderEliminar
  4. Anónimo5:30 a. m.

    si existe, claro que existe...y sus coordenadas son indescifrables para algunos y acarician a otros...

    (bonito lo tuyo, che :))

    ResponderEliminar
  5. Existe tal como existimos, últimos de una raza que lleva extinguiendose siglos, y que no desaparecerá, burlando la muerte por los corredores de palabras que creamos, por líneas como las tuyas. Los nacidos con la afilada bendición y condena de ver más allá, por debajo y por encima de la realidad. Trenza de las casualidades causales, me alegro de haberte encontrado.

    ResponderEliminar
  6. Por debajo o por encima de la realidad, me gusta eso ;-)

    ResponderEliminar