viernes, 30 de agosto de 2019

30/08/2019

Suena una música abstracta y melancólica, lánguida, hipnótica. Sonidos en los que es dulce sumergirse. Solo resisto la música alegre durante breves periodos de tiempo. Necesito mi dosis de tristeza sonora.

Suena Slowdive, para ser precisos. Absolutamente mesmerising.

También necesito mi dosis de soledad. Socializar me cansa. Me gusta, de vez en cuando, pero me cansa. Me gusta reírme con amigos, claro, pero también quiero estar un rato a solas, al atardecer, en la hora mágica —la hora en la que a Pascal Quignard le gustaría morir, la hora en que rueda Terrence Malick— mirando melancólicamente una puta nube rosada por el fulgor mortecino del sol moribundo sin tener que pronunciar una palabra.

En el fondo también soy, como dijo el otro, un místico que no cree en nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario