viernes, 30 de noviembre de 2018

El último de la fila - Aviones plateados



No sé si será por haber estado a punto de morir atropellado en un paso de cebra, dicho sea con énfasis dramático, o por estar lejos de León —si me sacan de León yo no sé cantar, yo no sé reír*—, pero al escuchar El último de la fila he tenido un episodio proustiano de rememoración involuntaria de la infancia perdida y me he acordado de cuando lo escuchaba de pequeño, en el coche de mi tía —un glorioso Seat 127 verde— que era muy fan.

*Tampoco nos pasemos, los lenoeses podemos reír lejos de León, aunque lo echemos de menos.

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