martes, 27 de marzo de 2018

Serenidad y alegría. La danza de la muchacha indecible



Vivir la vida como una iniciación. Pero ¿a qué? No a una doctrina, sino a la vida misma y a su ausencia de misterio. Eso hemos aprendido, que no hay ningún misterio, solo una muchacha indecible.
Giorgio Agamben, La muchacha indecible 


«Sin ser un movimiento circular en el sentido espacial del término, la danza contiene todas sus virtudes características. No va hacia ninguna parte; no tiene meta alguna; y está sujeta a reglas que representan la necesidad». [Miklós Vetlö, The Religious Metaphysics of Simone Weil] Esta necesidad y este ritmo hacen que el movimiento sea gracioso, y solo en la belleza del movimiento es posible atisbar lo inmóvil, el silencio perfecto más allá de toda música.
Esteban Andrés García, Percepción y lectura en la filosofía de Simone Weil, 273 

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