martes, 13 de marzo de 2018

Mis problemas con tuiter

Soy prácticamente un anacoreta y detesto profundamente los debates, así que tuiter, ese dispositivo de sobresocialización compulsiva, no está hecho para mí. 

PD: Por segunda vez he desactivado una cuenta de tuiter. He tropezado dos veces con la misma piedra. No tropezaré una tercera porque, como se sabe, errar es humano, pero perseverar en el error es diabólico.

PD2: Además, tuiter exige demasiada atención. ¿Cuántas gloriosas películas de ciencia ficción cutre podría haber visto mientras perdía el tiempo leyendo opiniones absurdas de gente desconocida?

PD3: Por cierto, vean la saga Cloverfield. Oro cinematográfico puro (bueno, no, The Cloverfield Paradox es malísima)

PD4: Y además tengo HBO y Netflix. Lo que me pide el cuerpo es ver series y películas compulsivamente, no socializar compulsivamente*

*En realidad no soy tan anacoreta y asocial como presumo de ser. 

PD5: Eso sí, en tuiter no podría escribir un tuit como este post, con cinco posdatas y un asterisco (de momento). ¿Y para qué escribir si a uno no le dejan poner ni siquiera cinco míseras posdatas? No merece la pena.

PD6: Bienvenidos a la sexta posdata, a la que cabría considerar una pos-posdata, en la que haré unas últimas y osadas apreciaciones sobre tuiter. Helas aquí: en tuiter se da una suerte de balcanización discursiva, de tiranía de la ironía y de histeria moralista**

**Evidentemente me baso en mi escasa experiencia fenomenológica y en nada más. Un rasgo más definitorio de tuiter sería que, como señaló Sean Parker a propósito de Facebook, con la opción del "me gusta" se crea un bucle de validación social. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario