miércoles, 30 de abril de 2014
¿Obra de arte o broma?
Hay personas que no se interesan lo más mínimo por el arte contemporáneo aunque, eso sí, les encanta juzgarlo (y, generalmente, condenarlo). Cómo se las arreglan para saber, pese a su notoria falta de interés, que ese arte (aunque tendríamos que preguntar cuál, si las vanguardias clásicas, si el arte actual, si... un montón de cosas más) es una farsa sin valor, es algo bastante misterioso. No acierta uno a saber por qué están tan interesados en juzgar algo que no les interesa. Y una pregunta que suele plantearse es la que titula este post. Pero, ¿por qué habría de ser una disyunción exclusiva? Quiero decir, ¿por qué no podría algo ser, a la vez, una broma y una obra de arte?
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