martes, 29 de abril de 2014

Los recitales de poesía

Mi problema con los recitales de poesía es, sencillamente, que soy incapaz de entender un poema si en lugar de leerlo lo escucho. Además, los poetas suelen poner una voz afectada que me parece bastante ridícula. Y, aunque seguramente esté equivocado, me parece que los poemas sin rima ni métrica no están destinados a ser escuchados sino leídos. Aunque seguramente algún tipo de métrica deberían de tener, para ser poemas y no regurgitaciones de palabras yuxtapuestas al azar. O tal vez no. En fin, los poemas en prosa de Rimbaud son poemas ¿no? Pero, continuando con mis deslavazadas ocurrencias matutinas, la poesía contemporánea es -mejor dicho: me parece a mí- demasiado compleja como para poder ser comprendida en una primera escucha. Yo necesito, ya digo, leer, tener a la vista las palabras. Eso me permite, por ejemplo, concentrarme en la impresión que me produce un verso, dejar que mi imaginación vagabundee un rato, que se demore y ramifique. Si estuviera escuchándolo no podría hacer eso. No sé si esto solo es cosa mía, pero creo que para que un poema funcione al ser recitado debe estar compuesto de una determinada forma, en la que primen los aspectos rítmicos sobre la complejidad y densidad simbólicas. Todos nos sabemos de memoria el de con cien cañones por banda... Ese sí es recitable. 

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