jueves, 9 de enero de 2014

Matrix reloaded

Ni idea de que hubiese seres humanos a los que no les gustase esta gran obra. Aunque yo hubiese puesto en boca del Arquitecto un discurso derridiano: Te equivocas, Neo, no hay significado trascendental, no hay una verdadera realidad fuera de la cadena de signos. Solo hay huellas de huellas, hasta el infinito. Huellas que no remiten a un origen. No hay origen, Neo. No hay principio ni fin. Solo diferencias, Neo. Acepta la verdad: que no hay verdad, que todo tu forma de pensar no es más que el efecto producido por años de metafísica platónica, de oposiciones binarias, dentro/fuera, interior/exterior, inteligible/sensible. Neo, debes comprender que la iterabilidad de los signos y su capacidad de significar en diferentes contextos les aboca estructuralmente a una ineludible y constitutiva polisemia. Solo pensamos mediante signos. ¿Qué es Matrix? La infinita proliferación de simulacros sin original, texto sin afuera, en el que no es posible inscribir una marca que no sea una nueva marca. Tejido sin centro. Matrix, Neo, es un universo sin Dios.
Tú no eres el Mesías

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