miércoles, 19 de mayo de 2010

El papel de la ficción

Creo que nunca vemos directamente la realidad. Lo que hacemos es escribir nuestras vidas. Estamos componiendo las percepciones que recibimos, estamos tomándolas e hilándolas en una historia. Así que editamos esa historia (la nuestra) todo el tiempo. La realidad es una experiencia tremendamente ficcional. No creo que tengamos opción de elegir si vivimos o no en una ficción, la opción es en la ficción de quién queremos vivir. Hay gobiernos por todo el mundo que tratan de convencernos de vivir en sus ficciones. El gran acto mágico es decidir si vas a vivir en tu propia ficción, si vas a encargarte de escribirte una mejor historia.

Alan Moore, aquí


Decir que la ficción no carece de referencia supone deshechar una concepción estrecha de la misma que relegaría la ficción a desempeñar un papel puramente emocional. De un modo u otro, todos los sistemas simbólicos contribuyen a configurar la realidad. Muy especialmente, las tramas que inventamos nos ayudan a configurar nuestra experiencia temporal confusa, informe y, en última instancia, muda. "¿Qué es el tiempo? -se preguntaba Agustín-. Si nadie me lo pregunta, lo sé; si alguien me lo pregunta, ya no lo sé". En la capacidad de la ficción para configurar esta experiencia temporal casi muda, reside la función referencial de la trama. Volvemos a encontrar aquí el vínculo entre
mythos y mímesis en la Poética de Aristóteles: "la fábula, dice él, es la imitación de la acción".

Paul Ricoeur, Narratividad, fenomenología y hermeneútica.

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