domingo, 16 de diciembre de 2007

Inmerse your soul in love

Estaba pensando en cómo traducir la intensidad de Radiohead en palabras escritas, en si era posible. Quizá no lo sea. Estaba pensando música triste=llanto, música alegre=risa. Estaba pensando en que hay una conexión profunda entre la música y el cuerpo, en que se escucha música y se lee con todo el cuerpo, incluso con los dientes y con las uñas, con los dientes apretados y los arañazos feroces de la ternura más salvaje y desbocada.

Los gestos que revelan la emoción más intensa de un cuerpo y la música, frases capaces de agarrarte del pelo y levantarte del suelo, música capaz de sumergirte. Flujos de intensidad que atraviesan los cuerpos. Velocidades infinitas, y también una calma sobrehumana, una serenidad más allá de todo cuyos signos se revelan como latigazos a cámara lenta en el agua salada que inunda tu castillo de arena.

Saltos ralentizados, una voz herida que surca los mares y los univeros dejando un reguero de estrellas.

Y no entender nada mientras el tiempo sigue avanzando impertérrito, dejándote a un lado, las uñas feroces rasgándote la piel quien sabe por qué.

Un mundo en pleno delirio explotándote en las manos y en los ojos, luchando por salir de sí mismo, desgarrado e implorando.

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