La filosofía científicamente informada es, también, una filosofía mortalmente aburrida, académicamente esclerotizada. En este yermo páramo jóvenes filósofos despliegan su arsenal de inútiles formalizaciones con el oculto propósito de recibir palmaditas en la espalda por parte de los científicos serios. Tienen la lengua reseca. Invocan el rigor. Lo repiten, como un mantra: el rigor, el rigor... No saben que los científicos ni siquiera están mirando.
Nosotros nos oponemos a esta filosofía científicamente informada y afirmamos que la magia, la imaginación y el delirio son el fuego secreto en el que se fraguan las mejores ideas.
La ciencia no piensa.
(Continuará... quizás)
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