Filosofía místico-delirante, no-filosofía:
Todo ente perturba la sagrada paz de la nada. Toda la incesante agitación atómica es una afrenta al silencio helado de las cumbres invisibles. Dios no existe, gracias a Dios. Dios es el que no es. Los cielos vacíos ofrecen un tímido atisbo de esperanza. Un mundo sosegado, un mundo sin mundo, sin pensamiento; un destello de luz detenida en su eterno desvanecimiento, la vacilante llama mágica de la vela que se encenderá el último día, cuando ya no haya más días, y extenderá su sobria y temblorosa luz sobre todo lo que fue y todo lo que pudo haber sido.
(A modo de continuación)