domingo, 9 de diciembre de 2018

España, un país para atravesar huyendo

Aún recuerdo cuando un grupo de neonazis intentó pegarme una paliza en la calle ancha de León. Es un recuerdo difuso, porque hará unos quince años que pasó, pero aún me acuerdo. Era de noche, volvía de fiesta y me dirigía a la parada del autobús de Santo Domingo. Me rodearon, mirándome fijamente, y me preguntaron si me sentía español. Dije que sí (me hubiera gustado contestar que no, que me sentía albanokosovar, pero estaba acojonado). 

Uno de ellos (eran cuatro o cinco) replicó que entonces por qué llevaba el pelo largo, y me tiró el gorro al suelo (era invierno, hacía mucho frío). Eché a correr (era obvio que iban a darme una paliza), crucé la plaza de Santo Domingo a toda hostia y al poco rato me di cuenta de que me llamaban desde un coche de policía. Me subí en el coche, dimos una vuelta, no vimos a los neonazis por ningún lado y luego los policías esperaron conmigo hasta que cogí el autobús.

Total, que cuando escucho a los neofascistas de Vox hablar de España mi primer impulso es echar a correr. Como se dice en Los Reconocimientos de Gaddis, España es un país para atravesar huyendo.

PD: Y como dice Simone Weil: el gran animal es siempre asqueroso. El gran animal, es decir, la patria, lo colectivo, entendida como instancia trascendente, objeto de idolatría.

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