martes, 18 de marzo de 2014
El Señor S. es hombre de fe, no de conocimiento
En efecto, yo soy un hombre de fe, no de conocimiento. Por esa razón no necesito que ningún dentista ni médico me explique qué es lo que me va a hacer. Nunca, bajo ninguna circunstancia. El principio de la Metafísica de Aristóteles es mentira. Yo no deseo por naturaleza saber. Yo deposito mi fe en médicos y dentistas. Confío en ellos. En la silla de un dentista me convierto en un caballero de la fe tan rotundo que ni Kierkegaard.
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¡Esto sí que es empoderamiento! Degustemos las palabras de la gran Danerys en Valyrio, su lengua materna: Dovaogēdys! Naejot memēbāt...
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Ni «espíritu de sacrificio», ni «afán de superación», ni «aspiración a la excelencia». Ni ningún respeto o simpatía por tales cosas.
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