jueves, 8 de julio de 2010

Sequía (y un texto a medio hilar sobre fútbol)

Parece que escribo poco, pero lo que en realidad estoy haciendo es escribiendo mucho y borrándolo todo a continuación. Me he vuelto muy exigente o muy torpe. Y lo que no borro lo dejo en estado límbico de borrador. El último borrador:

[Las Formas platónicas, bien entendidas, no residen en un mundo trascendente, en el supuesto "mundo de las Ideas" o, al menos, existe otra posibilidad de lectura que las concibe, más bien, como potencialidades realizables. Del mismo modo que, para Hegel, una voluntad que no se determina no es real, podríamos decir que una potencialidad que no se realiza, tampoco lo es, sino que es mera "fantasía", un cuento de esos que, precisamente Platón, despreciaba.

El fútbol, bien entendido, es un discurso trágico, con su sintaxis, sus reglas, su significado (Pasolini dixit).

Ayer, lo que se vio en el partido de España, fue una Forma de jugar que, como queda dicho, no está en un mundo aparte, sino que es la configuración global que dota de sentido a la fluida sintaxis del juego, el hilo que articula los episodios, que serían las jugadas, el sentido de ese discurso dramático que, no obstante, se quiebra, en cuanto tal discurso, cuando la emoción lo desborda todo en el instante poético por antonomasia, el gol, instante cualitativamente diferente y en el cual converge toda la intensidad y la tensión del partido, temporalidad concentrada, Acontecimiento fulgurante que se destaca sobre el fondo de esa temporalidad dilatada que únicamente cobra sentido como espera, como temporalidad expectante en la que lo que pasa es la espera misma del Acontecimiento.

No puede haber Forma sin contenido, ni viceversa. Ambos se coimplican porque su separación es meramente abstracta. No es posible separar la forma de tocar un violín del sonido resultante. Y no existe la Forma perfecta, porque se lleva a cabo en el tiempo finito de los mortales, pero sí existen cumbres de virtuosisimo que arrancan el aplauso y la emoción.

Como ya ensañaba Platón, no puede haber diferencia entre conocer la virtud y ser virtuoso, dado que la virtud pertenece al régimen de la praxis. Un virtuoso del violín, un virtuoso del fútbol, solo se llega a ser con la práctica.

Desde luego, marcar gol es el objetivo, la meta, el fin que, no obstante, de alguna manera, también precede al juego. Una especie de motor inmóvil.]

No está acabado. Pensar el fútbol es una cosa muy seria. Alguien dijo: no es que el fútbol sea una metáfora de la vida, sino que la vida es una metafora del fútbol...

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