La masa exangüe de parados aspirantes a consumidores asalariados y autosuficientes que continúa flotando como un gas informe en el limbo transicional ya-acabé-la-carrera-y-ahora-qué pulula de noche por las calles frías en las que no para de llover y va entrando y saliendo de los bares en los que baila alcoholizadamente, dejándose llevar con cierto estilo ralentizado por el ritmo, con afectada pose de nihilistas interesantes, cantando en momentos de feliz y fugaz entusiasmo colectivo al reconocer una canción que invita a la nostalgia y a celebrar la huida de uno mismo.
En el mortal y depresivo cansancio resacoso de la mañana siguiente lucharán arduamente por reponerse a base de beber líquidos isotónicos y comer macarrones con tomate y queso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario