Extraigamos una suculenta cita técnico-filosófico-mística de esa Enorme Bestia Enloquecida que es El arco iris de gravedad, el libro más alucinante desde El Quijote.
—Piensa en el ego —explicó cierta vez—, en el yo que sufre una historia personal ligada al tiempo, al igual que la rejilla de dicha válvula electrónica. El Yo más profundo y verdadero es la corriente entre el cátodo y la placa. La corriente constante, pura. Las señales —datos de sensaciones, sentimientos, recuerdos reencontrados— pasan a la rejilla y modulan la corriente electrónica. Nuestro vivir es una onda cuya forma cambia constantemente a lo largo del tiempo, ora positiva, ora negativa. Solo en momentos de gran serenidad es posible encontrar el estado puro y sin información que corresponde a la señal de cero.
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