lunes, 18 de julio de 2022

Einstein estaba equivocado

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La Filosofía y al sociología de la ciencia ya han explicado mil veces por qué los científicos se aferran religiosamente a sus creencias. 

Lakatos, por ejemplo, ya dejó claro que hay un núcleo duro en las teorías científicas que es irrefutable. Las anomalías observacionales que no encajen con el modelo teórico no afectan, en principio, al núcleo duro, sino a las hipótesis auxiliares, que pueden ser modificadas para que sigan siendo compatibles con esas anomalías y con el modelo teórico. 

(Esto es lógico, sino la ciencia no avanzaría. Si cada anomalía implicara renunciar al modelo teórico, habría catorce mil modelos, ninguno se desarrollaría y simplemente no habría conocimiento científico).  

Solo si se producen demasiadas anomalías y surgen teorías alternativas empieza a poder ser cuestionado el núcleo duro. 

Por su parte, la sociología del conocimiento dejó claro que la Ciencia no es un ámbito autónomo respecto a la sociedad. Pero claro, todo esto era visto por los fundamentalistas de la ciencia como un peligroso fantasma irracionalista y relativista.

Pero, en fin, la Ciencia, con mayúsculas, entendida como Aquello que nos dará las Respuestas definitivas a todas las cosas, no es más que la continuación de la Teología por otros medios.

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