La filosofía ocupa un lugar marginal en la cultura porque ha dejado de ser sabiduría, dice Ana Cavallé.
En realidad, la filosofía surge como un cuestionamiento de la sabiduría. Amigo o amante de la sabiduría, nunca sabio. La filosofía se sitúa entre la ignorancia y la sabiduría. De ahí que los diálogos platónicos no puedan concluir, porque la filosofía no es un saber positivo, un corpus doctrinal cerrado y completo, un conjunto de tesis, sino ese ejercicio crítico de cuestionamiento. Su razón misma de ser es cuestionar esa supuesta sabiduría.
Por otra parte, es totalmente gratuito y arbitrario sostener que hay una relación causal entre dejar de ser sabiduría y ocupar un lugar marginal en la cultura.
PD: En fin, un librito absurdo, con una concepción soteriológica de la filosofía, que pretende reeducar a los filósofos para que se conviertan en algo así como siervos de la psicología. Esperemos que la mayoría de los filósofos resistan a esta nueva hornada de sofistas psicologizantes.