Vaya por delante que no tengo ni idea de hacer fotos. Pero he contemplado con placer mórbido, propio de los románticos, el devenir ruinoso —bajo cielos grises, despejados y nublados— de las casas vacías que tengo enfrente de mi casa, y he tenido la osadía de hacer algunas fotos*.
Los tejados nevados evidencian que —aquí parafraseo/pervierto a Ashbery— la nieve es un milagro no hecho para nosotros, y las hojas no son parte del invierno
*Tengo muchas más, pero no sé dónde.
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