El deseo, repentino, feroz, de salirse de la filosofía. De decirle adiós, con una sonrisa, un gesto de agradecimiento y complicidad. Hasta aquí hemos llegado, vieja amiga, venerable anciana.
No más espíritu crítico. No más reflexión. No más deseo natural de saber. No más aprender a vivir bien. Basta de tópicos inanes, de ideas marchitas repetidas con voz engolada, de tanta cháchara delirante.
Vivir más acá —y más allá— de los conceptos. En la materia bruta, y en lo que no puede verse jamás.
No más espíritu crítico. No más reflexión. No más deseo natural de saber. No más aprender a vivir bien. Basta de tópicos inanes, de ideas marchitas repetidas con voz engolada, de tanta cháchara delirante.
Vivir más acá —y más allá— de los conceptos. En la materia bruta, y en lo que no puede verse jamás.
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