El venenoso encanto de los versos. Platón
me expulsaría de su República, los comunistas
dirían: no eres un verdadero materialista,
eres más bien un romántico lánguido y triste.
¡No queremos poetas líricos en tiempos de penuria!
Me mandarían a paseo, y yo pasearía felizmente,
lejos de los hombres, mirando árboles y pájaros.
¡Tal vez vería el mismo ruiseñor que vio Keats!
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