He oído un ruido de cristales rompiéndose, he abierto la ventana y un chavalín, al verme, ha salido corriendo. Qué triste verse en la posición de la autoridad. De ganas le hubiera gritado: ¡romped todos los cristales, acabad con todo, sigo siendo uno de los vuestros! Pero no me ha parecido procedente. Ni cuerdo.
¡Bravo! Es puro Kafka, Sr. S.
ResponderEliminarjeje, Gracias
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