Después de ocho meses por fin me he decido a cambiar la inenarrablemente espantosa decoración de mis caseros —cuadros atroces de payasos, de mariposas horrendas, etcétera— por algo más acorde con mi gafapasterismo militante: pósters de Sonic Youth, Radiohead, Beck, Pulp Fiction y Doctor Who.
Supongo que este diario no tiene mucho interés —mi lucha contra las cucarachas, mis firmes principios en cuanto a decoración de interiores se refiere— y que es un ejercicio de narcisismo supremo, pero gracias a él he redescubierto el placer de escribir, de simplemente escribir, sin ninguna pretensión, sin ninguna razón, sin apenas lectores, porque sí, escribir lo que sea y como sea, frivolidades, absurdeces, neurosis varias, lo que surja, pero escribir.
Supongo que este diario no tiene mucho interés —mi lucha contra las cucarachas, mis firmes principios en cuanto a decoración de interiores se refiere— y que es un ejercicio de narcisismo supremo, pero gracias a él he redescubierto el placer de escribir, de simplemente escribir, sin ninguna pretensión, sin ninguna razón, sin apenas lectores, porque sí, escribir lo que sea y como sea, frivolidades, absurdeces, neurosis varias, lo que surja, pero escribir.
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