Después de haber estado a punto de morir brutalmente atropellado en un paso de peatones —hoy he surcado velozmente varios pasos de peatones, con el corazón palpitante— los dramas continúan: he comprado, sin darme cuenta, pan bajo en sal, que no sabe a nada, y chorizo dulce en vez de picante. Una vez compré, también sin darme cuenta, cerveza sin alcohol, algo que no tiene el menor sentido si no vas a conducir después de beber. En fin, that's life.
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