El supuestamente alegre oficio del escritor puede ser muy penoso, en ocasiones muy aburrido, muchas veces incluso peligroso. El hambre y el frío, la sed y la estrechez, las humedades y la sequía han sido siempre, en todas las épocas históricas y de la cultura, fenómenos conocidos en la variada vida de los héroes de la pluma, y lo seguirá siendo probablemente también en el futuro. Pero no menos sabido es que hay escritores que han ganado fortunas, construido villas palaciegas en las inmediaciones de algún lago y vivido rebosando buen humor.Robert Walser
martes, 6 de mayo de 2014
Oficios supuestamente alegres que pueden ser muy penosos
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