domingo, 2 de febrero de 2014
Una calle
La luz del sol sobre el asfalto mojado. La calle húmeda y vacía. La calle húmeda y vacía y el eco de los recuerdos haciendo temblar el vacío. Sí, el viento soplaba, eso es cierto, pero no había árboles. Era, por lo tanto, infinitamente triste y desolador contemplar aquella escena. Una escena hermosa y no menos terrible, claro. Porque son los árboles quienes responden al viento. El viento, cuando sopla y no hay árboles que le respondan, se pierde en un horrible espacio abstracto. Pero cuando el viento agita los árboles el mundo sonríe y se celebra a sí mismo. No había ningún árbol en aquella calle.
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